Eliminar barreras arquitectónicas en edificios de viviendas es una labor muy gratificante, pero también muy compleja. Desde el punto de vista técnico, es arriesgado saber dónde y cómo romper para poder hacer el hueco de un ascensor, o modificar la estructura existente para cambiar una escalera. En cuanto a la dirección, organización y coordinación del trabajo, es difícil si tenemos en cuenta que las comunidades de vecinos suelen ser agrupaciones muy heterogéneas, que los edificios permanecen habitados durante las reformas, y que los vecinos solemos ser gente impaciente e intransigente con las molestas obras.